Ya llegamos: es aquí y ahora.
Son la crónica de una conversión, el relato de un despertar espiritual y, al mismo tiempo, son el redescubrimiento y la defensa de un saber despreciado por Occidente y la ciencia contemporánea. El tema del saber está ligado al del poder y, ambos, al de la metamorfosis: el hombre que sabe (el brujo) es el hombre de poder (el guerrero) y ambos, saber y poder, son las llaves del cambio. El brujo puede ver la otra realidad porque la ve con otros ojos: con los ojos del otro. Octavio Paz sobre los libros de Carlos Castaneda.
Existe un Estado del Ser donde el microcosmos y el macrocosmos, el cielo y la tierra, se funden en un abrazo cósmico: es el aquí y ahora, donde pasado, presente y futuro suceden a la par, en perfecta sincronía, más allá del tiempo y del espacio. Es cuando uno es todo y todos somos uno. Alfa y Omega. Principio y final de esta película eterna que es la vida y su constante transformación. Vivir es trascender esa aterradora y trágica idea milenaria, la mentira original,conocida popularmente como la muerte. La muerte es temporal y espacial, la vida es eterna por naturaleza. Existe un Estado del Ser donde la muerte deja de existir: es aquí y ahora.
Debo confesar que me sería imposible escribir el prólogo del libro OTAC,sino fuera porque antes tuve la dicha de experimentar de la mano del doctor OctavioRettig, autor del mismo, la medicina ancestral extraída del sapo Bufo Alvarius del desierto de Sonora, conocida apenas cariñosamente como “el Sapito”. Y aún así, me queda claro que no hay palabras para describir lo que signifi ca la experiencia de trascender el tiempo y el espacio hasta quedar detenido en el aquí y ahora.
Imagina por un momento estar parado mirando al cielo, vaciar de aire los pulmones y, en un instante, después de una profunda respiración de la medicina, estar viajando con los ojos abiertos a una velocidad inusitada, expandir tu ser hasta desintegrarte, atravesar el sol de nuestra galaxia, seguir viajando más allá del tiempo y del espacio, llegar hasta el sol central, entrar a la fuente dorada de luz, fundirte en el amor incondicional, re-confi gurarte, re- calibrarte, re-enfocarte y luego, de repente, regresar, volverte a integrar, aterrizar de nuevo en medio de una sensación de haberte ido de este plano por mucho tiempo, quizá años, y con la certeza total de que quien retornó no es el mismo que se fue.
La mirada ha cambiado, es otra, más afinada, profunda y Cristalina. El peso corporal también se siente distinto, como si uno se hubiera aligerado durante el viaje, regresando libre de culpas y arrepentimientos, con una sensación total de bienestar y paz. Y esto sucediendo en un espacio de tiempo de cinco o diez minutos, según el reloj de nuestra lógica temporal. Es una implosión interna, completa locura, que echa para abajo todos los pre-conceptos del mundo de las apariencias y las formas, de una vez por todas.