21 Claves para Sexualizar una Conversación de Luis Tejedor (Egoland)
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Hola, amiga o amigo lector. Me voy a aventurar a jugarme todas mis posesiones en una apuesta contigo. Así, nada más empezar. ¿Preparado/a? Ahí va…
O tienes pene o tienes vagina. Así me las gasto, lector/a. No fallo nunca.
Y eso me lleva a lo siguiente: a ti te gustan los penes, las vaginas o ambos (en cuyo caso déjame considerarte una persona muy afortunada).
Por tanto, no me equivocaré si afirmo que hay personas que se han cruzado en tu vida que, con solo tocarte o mirarte, han sido capaces de conseguir una erección imposible de domar, lector, o te han humedecido hasta mojar tu ropa interior tanto como tus pezones se han lanzado hacia el horizonte, lectora.
Estamos hechos de la misma pasta y eso implica dos buenas noticias. La primera es que cualquier persona que comparta este planeta, si no tiene un problema médico, es susceptible de ser excitada. Y la otra es que todos podemos excitar sexualizando.
¿Pero qué es esto de sexualizar? No es más que cualificar (comunicar los atributos positivos físicos y conductuales) junto con comunicar los deseos o apetitos que nos generan aquéllos. O dicho de otro modo, comunicar que pensamos y sentimos ganas de sexo inspirados en la persona que tenemos delante.
Lo podemos hacer con palabras, con el cuerpo y, si puede ser, con ambos. ¡Dos mejor que uno!
Al pasear por la calle nos cruzamos con personas distintas que nos estimulan y agitan en mayor o menor grado y, si atendemos a nuestros pensamientos, muchas veces nos sorprenden con el jugoso interrogante de ¿cómo sería devorar y ser devorado por la persona que tengo enfrente?
Los seres humanos podemos dignificar la magia de nuestra atracción sexual jugando a satisfacerla con el mismo respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás como lo tenemos hacia la libertad.
Nuestra energía sexual nos envuelve y a veces nos asfixia por no saber canalizarla y, desde mi punto de vista, de todo se puede hacer arte. Por tanto, podemos ser artistas y realizar obras maestras desde que somos conscientes que alguien nos estimula. Porque es ahí donde empieza el acto sexual. Mucho antes que en la alcoba. Danzar y provocar danza orgásmica es tan fácil como difícil. Depende de tu reconocimiento a ella, la danza orgásmica, y de tu comunicación.
Todos danzamos al son del sexo. Y nadie quiere que se acabe la canción. Poner cachondo/a a alguien consiste en sacarle a la pista de baile, proponer unos pasos y consensuar con ella/él que vamos al mismo ritmo. Sin olvidar, jamás, que a todos nos gusta mover el esqueleto. Aunque a veces algunos/as no puedan acabar la canción por compromisos o porque no seamos el tipo de bailarín/a que anda buscando.
Mi experiencia enseñando a sexualizar es muy dilatada. Fui la primera persona en España que hizo un taller sobre sexualización y cualificación allá por el 2009, enfocado desde una forma de enseñar seducción propia llamada “Directo Examinador” y que chocaba frontalmente con la otra visión importada desde USA donde el hombre, para atraer a una mujer, tenía que demostrarle secuencialmente “valor” y “ preselección” en lugar de apetito sexual y emocional (¡recuerdo que me decían que no podía sexualizar porque eso era regalar y perder “valor”!), con una actitud de humildad pero asertiva y examinando generosamente a la otra persona. Y es que aquella escuela del ”valor” consideraba a la mujer una esclava de sus genes, dependiente del estatus social del hombre. Aquello que yo enseñaba, ser honesto sin “tener que aparentar algo que no eres hasta que lo seas”, supuso una revolución en lo que se llama “la industria de la seducción”.
Actualmente soy psicólogo y hago talleres para mujeres y hombres. Entre otras cosas, de sexualización y cualificación. Y puedo afirmar con rotundidad que este libro te va a ayudar mucho, seas lector o lectora.
“El amor mueve el mundo, pero el sexo es su combustible.” Luis Tejedor, libro “Seductor Egoland”
Un libro que despertará el -como diría Luis- orangután keniata que llevas en tus adentros desde el primer momento y todas tus posibilidades viéndose sexualizadas entorno, situación y contexto respetando una serie de tempos siempre con el propósito de divertirnos.
Liberándonos de lo políticamente correcto por los ejemplos y explicaciones de su autor, lograremos una de las tareas que más cuesta arriba se nos hacen por sus mitos en el panorama de la seducción que no es otra que la de sexualizar fomentando un rollito bien distinto y natural al que estamos acostumbrados a ver y escuchar.
Altamente recomendado.